Introducción
En la tumultuosa década de 1940, la Unión Soviética, a pesar de ser aliada durante la Segunda Guerra Mundial, desató un esfuerzo total de espionaje para descubrir los secretos militares y de defensa de Estados Unidos y Gran Bretaña. Este artículo revelará los intrincados detalles de una red de espías que desafiaron la seguridad nuclear, destacando cómo la URSS obtuvo información vital sobre el Proyecto Manhattan y acortó drásticamente el tiempo que les llevó detonar su propia bomba atómica.
John Cairncross: El Primer Espía Atómico
John Cairncross, identificado como uno de los Cambridge Five, jugó un papel crucial al filtrar información clasificada sobre la viabilidad de la bomba de uranio en 1941. A pesar de ser interrogado en 1951, no enfrentó cargos, emigrando a Estados Unidos y llevando consigo secretos nucleares. Las revelaciones posteriores confirmaron su papel en proporcionar documentos "altamente secretos" al gobierno británico para el desarrollo de energía atómica.
Klaus Fuchs: El Espía Nuclear Más Importante
Klaus Fuchs, físico principal en el Proyecto Manhattan, se destacó como el espía nuclear más importante. Desde 1933, cuando se unió al Partido Comunista en Alemania, hasta su transferencia a la URSS en 1959, Fuchs entregó información detallada sobre la construcción de la bomba atómica. A pesar de ser condenado en 1950, su impacto en la carrera armamentista nuclear persistió, evidenciando la eficacia del espionaje soviético.
Theodore Hall: El Joven Genio del Proyecto Manhattan
Theodore Hall, el espía más joven en el Proyecto Manhattan, desveló secretos antes que Fuchs. Su motivación, centrada en evitar la supremacía nuclear estadounidense, llevó a Hall a proporcionar información clave desde 1944. Aunque su nombre surgió en investigaciones de la década de 1950, Hall evitó juicio, viviendo en el anonimato en Gran Bretaña hasta su fallecimiento en 1999.
Harry Gold, David Greenglass, Ethel y Julius Rosenberg: El Desmantelamiento de una Red
La confesión de Klaus Fuchs en 1950 llevó al desmantelamiento de la red de espionaje nuclear. Harry Gold, un químico de Filadelfia, reveló la conexión con Julius y Ethel Rosenberg, así como con David Greenglass. Greenglass, el tercer topo en el Proyecto Manhattan, confesó su participación, condenando a los Rosenberg a la pena de muerte en 1953. Este episodio marcó un hito en la historia del espionaje nuclear.
Lona Cohen: La Maestra del Sigilo
Lona Cohen, junto a su esposo Morris, realizó una carrera de espionaje industrial para los soviéticos. Su astucia al transportar secretos del Proyecto Manhattan en una caja de pañuelos demostró la habilidad de la red soviética para evadir la seguridad. A pesar de ser condenados en 1961, su negativa a revelar secretos permitió que el legado de Theodore Hall permaneciera oculto.
Conclusión
Estos episodios de espionaje atómico revelan una red intrincada de agentes que desafiaron la seguridad nuclear durante la Guerra Fría. Desde Cambridge hasta Los Álamos, estos personajes tejieron una historia de intrigas que alteró el equilibrio de poder en la era nuclear. Su impacto perdura, recordándonos la fragilidad de la seguridad en tiempos de avances científicos cruciales.